martes, 22 de febrero de 2011

Capítulo II - En Busca de la Palabra Perdida

Capítulo II

En Busca de la Palabra Perdida


La réplica de Cristo debe considerarse también en forma tri­ple. Él dice “escrito está”, y los irreflexivos y de mente estrecha lo consideran como una aprobación a la inspiración verbal de las Escrituras. Pero, sin duda, Cristo no se refería sólo a las antiguas declaraciones de las Escrituras judaicas, por bellas que fuesen. Las posibilidades de error son demasiado grandes para justificar nuestra incuestionable aceptación de toda palabra, en cualesquie­ra de las escrituras del mundo. Cuando se analizan los procesos de la traducción esto se evidencia con absoluta claridad. Cristo quiso significar algo mucho más profundo que “la Biblia lo dice”. Quiso decir que la signatura de Dios estaba en Él, que Él era el Verbo y que ese Verbo era la expresión de la verdad. Es el Verbo del alma (el influjo de la divinidad) lo que determina nuestra actitud en la tentación y nuestra respuesta al problema presen­tado por el demonio. Si esa Palabra distante, profundamente ocul­ta por el velo de la forma, sólo se escuchara en sonidos distorsio­nados, el Verbo no seria suficientemente potente para resistir al demonio. La palabra está escrita en la carne, por muy desfigu­rada y casi invisible que pueda estar, a causa de la actividad  de la naturaleza inferior; es pronunciada en la mente, trayéndole iluminación y percepción interna, aunque todavía la visión esté dis­torsionada y la luz sea poco perceptible. Pero la Palabra está allí. Algún día, cada uno de nosotros podrá decir poderosamente “es­crito está”, y veremos la Palabra expresada en todas partes de nuestra naturaleza humana como individuos y, en una fecha aún distante, en la humanidad misma. Ésta es la “Palabra perdida” de la tradición masónica.
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c. Los problemas vinculados con el sistema respiratorio están relacionados con el corazón y por lo tanto con el establecimiento del ritmo y contacto correctos con el medio ambiente. Inhalar el aliento de la vida y compartir el aire con los demás seres humanos, significa un centro individual de vida y la participación también en la vida general de todos. A estos problemas de la existen­cia individual o separada y de su opuesto, está íntimamente rela­cionada la Palabra Sagrada u el OM. Podría expresarse  con las palabras de un manual ocultista sobre oraciones, dado a los discí­pulos avanzados:

“Quien vive regido por el sonido AUM se conoce a sí mismo.
Quien vive entonando el OM conoce a su hermano. Quien conoce el SONIDO, conoce todo”.

Luego, en el lenguaje críptico y simbólico del iniciado, el manual continúa:

“El aliento de vida se convierte en la causa de la muerte para quien vive dentro de un cascarón. Existe, pero no es; el aliento entonces se retira y asciende en espiral hacia el todo”.

“Quien exhala el OM no sólo se conoce a si mismo. Sabe que el aliento es prana, vida y fluido vinculador. Los males de la vida son suyos, porque constituyen el sino del hombre, no generado en un cascarón porque el cascarón no existe.”

“Quien es el SONIDO y lo emite, no conoce enfermedad ni tam­poco la mano de la muerte”.

En estas pocas palabras se resume todo el problema que corres­ponde al tercer grupo de problemas y enfermedades, los cuales están relacionados con la circulación de la energía del alma, la energía del amor, y nada tienen que ver con la circulación de la esencia de la vida. Estas dos energías básicas, a medida que actúan sobre las fuerzas de la personalidad, acarrean la totalidad de los problemas heredados por la humanidad. Producidos por la falta de amor, de vida, y por no emitir ni trasmitir correctamente la nota del alma y del rayo. El secreto para la construcción de un canal puro (empleando una fraseología mística, pero no ocultista) está considerado en el primer grupo de problemas, y el establecimiento de correctas relaciones por la correcta enunciación de la nota atractiva del alma, está considerado en los dos últimos grupos.

 Este tercer grupo de dificultades, problemas y enfermedades, corresponde lógicamente a esas personas que pertenecen a todos los rayos, pero las de primer rayo tienen una marcada predisposición a estas perturbaciones específicas. Al mismo tiempo, cuan­do emplean correctamente sus poderes latentes, pueden superar, por el correcto empleo del OM y finalmente del SONIDO, los pro­blemas incidentales y las dificultades, mucho más fácilmente que las de otros rayos. Aquí se refiere a la Palabra Perdida de la Masonería y al SONIDO del Nombre Inefable.

Los sonidos AUM y OM y el SONIDO mismo, están relacionados con la vibración y sus diferentes y variados efectos. El secreto de la Ley de Vibración se está revelando progresivamente a me­dida que las personas aprenden a emitir la PALABRA en sus tres aspectos. Los estudiantes harían bien en reflexionar sobre la dife­rencia que existe entre el aliento y el sonido, entre el proceso de la respiración y el proceso de creación de la actividad vibratoria. Están relacionados, pero son diferentes. Uno se relaciona con el Tiempo, el otro con el espacio, y (como lo expone El Antiguo Co­mentario) “el sonido, sonido final aunque iniciador, concierne a aquello que no es ni Tiempo ni Espacio; está más allá del Todo manifestado, Fuente de todo lo que es y sin embargo es nada” (o ninguna cosa. A.A.B.)
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La palabra de Ishvara es AUM (u OM). Ésta es el Pranava (Véase Libro I, Af. l).

Los estudiantes deben recordar que existen tres Palabras o sonidos básicos, en manifestación, en lo que concierne al reino humano, y son:

I. La Palabra o nota de la Naturaleza, es la palabra o sonido de todas las formas que existen en la sustancia del plano físico, que comúnmente, como se sabe, lo emite la nota básica "FA" El ocultista blanco nada tiene que ver con esta nota, porque su trabajo no consiste en acrecentar lo tangible, sino en manifestar lo subjetivo o intangible. Es la palabra del tercer aspecto; el aspecto Brahma o Espíritu Santo.

II. La Palabra Sagrada, es la palabra de Gloria, Aum. Es el Pranava, el sonido de la Vida consciente misma, cuando es exhalada a todas las formas. Es la palabra del segundo aspecto, y así como la Palabra de la Naturaleza, al ser emitida correctamente, provee las formas destinadas a revelar el alma o segundo aspecto, también Pranava, cuando se expresa correctamente, pone de manifiesto al Padre o Espíritu, por medio del alma. Es la Palabra de los Hijos de Dios encarnados. En un comentario tan breve como éste, no es posible escribir un tratado sobre este secreto de secretos y gran misterio de las edades. Lo único que puede hacerse es cotejar ciertos hechos, respecto al AUM, y dejar que el estudiante, de acuerdo al grado de intuición, amplíe el concepto y capte el
significado del  de las breves afirmaciones hechas.
III. La Palabra Perdida. La Masonería ha preservado el concepto de esta palabra perdida. Es la Palabra del primer aspecto, el aspecto Espíritu; sólo el iniciado de tercer grado puede realmente comenzar la búsqueda de esta Palabra, pues sólo puede encontrarla el alma libre. Esta Palabra está vinculada a las iniciaciones superiores, por lo cual no tiene objeto que la consideremos más extensamente aquí.
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Ahora nos abocaremos al estudio de un tema que siempre resulta excesivamente difícil para los estudiantes: La naturaleza de la PALABRA, del A,U.M., y sus posteriores derivaciones, el O.M. y el Sonido. Existe mucha confusión respecto a su significación y a la necesidad de su empleo. La etapa de su reconocimiento, por la cual estamos pasando ahora, es puramente exotérica, a fin de acostumbrar al público a la realidad de su existencia, y se lleva a cabo de tres maneras:

1.  Por el constante empleo de la palabra "Amén" en todas las iglesias cristianas, tergiversación occidental del A.U.M. El A.U.M. constituye aquí el aspecto inferior del Sonido originador.

2.  Por el énfasis que ha puesto la Masonería sobre la Palabra Perdida, atrayendo así sutilmente la atención de la humanidad hacia el O.M., el Sonido del segundo aspecto, el alma.

3.  Por el creciente énfasis puesto, por los numerosos grupos esotéricos de todo el mundo, en el empleo del O.M. y su frecuente uso hecho públicamente por estos grupos y por quienes practican la meditación.

El acercamiento más sensato corresponde a la tradición masónica, porque encara principalmente el mundo de significados y una de las fases de la enseñanza esotérica. El empleo del Amén en el ritual de la iglesia cristiana, caerá en desuso con el tiempo, pues básicamente constituye una afirmación materialista, siendo por lo general considerada por los feligreses como sello de divina aprobación, adjudicado por el Todopoderoso a sus demandas de protección o de satisfacción a sus necesidades físicas; por lo tanto, todo ello está relacionado con la vida de deseos, la aspiración al dualismo y a la demanda. Involucra las actitudes de dador y de receptor.


El A.U.M. y el Amén son ambos una expresión del sonido mediante el principio de la sustancia activa inteligente de la manifestación divina, el tercer aspecto, y han servido a la necesidad humana durante la fase material y el desarrollo de la forma. También me refiero aquí al desarrollo de la mente o del cuerpo mental. La entera personalidad, cuando se ha perfeccionado y está regida por el alma, se convierte en el "Verbo hecho carne".

El conjunto de aspirantes y discípulos está hoy aprendiendo el significado del O.M., que no es el Verbo hecho carne, sino el Verbo liberado de la forma expresándose como alma-espíritu y no como cuerpo-alma-espíritu. Por lo tanto, podría decirse que:

1. El A.U.M. (observen que separo cada aspecto de este triple sonido) hace descender al plano físico el aspecto alma-espíritu, y lo arraiga allí la fuerza de su saliente vibración. Emplearé un símbolo para aclarar lo que quiero significar. Diré que es análogo "a un fuerte viento que sujeta a un hombre contra una pared, imposibilitándole toda libertad de movimiento". Vivifica la forma; intensifica el aferramiento de la materia sobre el alma; construye una prisión alrededor del alma -la prisión de los sentidos. Es el "sonido del encantamiento", fuente del espejismo y de maya; energía altamente engañosa y alucinadora, nota del arco involutivo. Oculta el secreto del mal o materia, del empleo de la forma, primeramente como prisión, luego como campo de entrenamiento y de experiencia y, finalmente, como expresión de la manifestación de un Hijo de Dios.

2. El O.M. correctamente pronunciado libera al alma del espejismo y del -encantamiento. Es el sonido de la liberación, la gran nota de la resurrección y de la ascensión de la humanidad al Lugar Secreto del Altísimo, cuando todas las demás Palabras y sonidos han fracasado. Es un sonido dual, no triple como el A.U.M.; significa la relación entre espíritu y alma y entre vida y conciencia. Esta Palabra perdida, simbolizando lo que se ha perdido en los tres mundos (ejemplificado por los grados de la Logia Azul de la Masonería), debe ser recuperada, y está hoy en proceso de ser descubierta. Los místicos la han buscado; los masones han preservado la tradición de su existencia; los discípulos e iniciados del mundo deben demostrar que la poseen.

3. El SONIDO es la única expresión del Nombre Inefable, el apelativo secreto de Aquel en quien vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser, a Quien conoce la Gran Logia Blanca por dicho nombre. Recuerden siempre que nombre y forma son términos sinónimos de la enseñanza esotérica y ambas palabras contienen el secreto de la manifestación. La meta del iniciado consiste en identificarse con todas las formas de la vida divina a fin de poder considerarse a sí mismo como parte integrante de ese Todo y sintonizarse con todos los estados de percepción divina conociendo por sí mismo (no sólo teóricamente) que éstos también constituyen sus propios estados de percepción. Entonces puede penetrar en el divino arcano del conocimiento, participar de la divina omnipresencia, expresar -a voluntad- la divina omnisciencia y prepararse para manifestar con plenitud de conciencia la divina omnipotencia.

Empleo palabras que resultan fútiles para impartir el subyacente significado de la Palabra. La comprensión sólo puede llegar cuando el hombre vive la Palabra, oyendo su inaudible Sonido y  exhalándolo hacia los demás en un aliento vital dador de vida.

Las masas oyen el sonido del A.U.M., y la clase elevada está descubriendo que ese A.U.M. es la expresión de algo del cual tra­ta de liberarse. Los aspirantes y discípulos del mundo oyen el O.M., y en sus vidas personales el A.U.M. y el O.M. están en conflicto. Quizás esto representa una nueva idea, pero imparte el concepto de un hecho eterno. Tal vez les ayude a comprender esta fase si puntualizo que, para el primer grupo, el O.M. puede ser representado con el signo M, que expresa la naturaleza material, mientras que el segundo grupo puede ser representado por el símbolo M, expresando el alma envuelta en la materia. Observarán por lo tanto, que la enseñanza conduce al hombre progresivamente hacia adelante y la ciencia esotérica pone al hombre en contacto con grandes contradicciones mentales y paradojas divinas Durante eones se han perdido la Palabra del alma y el Sonido de la realidad espiritual. Hoy la Palabra del alma se está descubriendo nuevamente, y con ese descubrimiento el pequeño yo se va perdiendo en la gloria y el fulgor del yo divino.
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El séptimo Rayo de Orden Ceremonial o Magia, personifica una curiosa cualidad, característica sobresaliente de la Vida especial que anima este rayo. La cualidad o principio, constituye el factor coordinador que unifica la cualidad interna con la forma, o la apariencia tangible externa. Este trabajo se desarrolla principalmente en los niveles etéricos e incluye energía física. Tal el verdadero trabajo mágico. Quisiera indicar que cuando el cuarto y el séptimo rayos vengan juntos a la encarnación, tendremos un período muy peculiar de revelación y portador de luz. Se ha dicho que en ese período "el Templo del Señor adquirirá más gloria y los Constructores se regocijarán". Espiritualmente comprendido, éste será el momento culminante del trabajo masónico. La Palabra Perdida será recuperada y expresada para que todos la escuchen, y el Maestro se levantará y caminará entre sus constructores en la plena luz de la gloria que brilla desde Oriente.

La espiritualización de las formas puede considerarse como el trabajo principal del séptimo rayo, y este principio de fusión, coordinación y unión, está activo en los niveles etéricos cada vez que un alma encarna y nace un niño en la Tierra.
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También existen siete Leyes menores que producen el desarrollo evolutivo del hombre como persona y del hombre como alma. Dichas leyes son:

La Ley de Vibración, la ley atómica del sistema solar.

La Ley de Cohesión, un aspecto de la Ley de Atracción.

La ley de Desintegración.

La Ley del Control Magnético, que rige el control de la per­sonalidad por la naturaleza espiritual a través de la natura­leza del alma.

La Ley de Fijación, por la cual la mente controla y estabiliza.

La Ley del Amor, por la cual se trasmuta la naturaleza infe­rior de deseos.

La Ley del Sacrificio y de la Muerte. (Extraído del Tratado sobre Fuego Cósmico, págs. 466-67).

Estas siete leyes se relacionan con el aspecto forma de la vida. A las diez leyes se deben agregar las siete leyes del alma que estamos considerando, las cuales comienzan a actuar sobre el hombre y producen un desarrollo espiritual más rápido después que ha sido sometido a la disciplina del Sendero de Probación o Sendero de Purificación. Entonces está preparado para hollar las etapas finales del Sendero.

Estas siete leyes constituyen la base de la verdadera com­prensión sicológica; cuando su influencia sea mejor comprendida, el hombre llegará al verdadero conocimiento de sí mismo. Enton­ces estará preparado para la cuarta iniciación que lo liberará de la necesidad de renacer. Ésta es la verdad que subyace en la enseñanza masónica impartida en el simbolismo de los primeros dieciocho grados. Pueden ser divididos en cuatro grupos de gra­dos: Aprendiz Aceptado, Compañero o Artesano (al cual sigue el grado de la “Marca”). Maestro Mason (al cual sigue la S . A. R. o H. R . A.) y los grados agrupados del cuatro al diecisiete en el Rito Escocés. Estos diecisiete grados preparan al hombre para el cuarto grado o fundamental, aprobado por el Maestro Masón. Puede recibirse, únicamente, cuando el Maestro posee la Palabra Perdida. Ha resucitado de entre los muertos; ha sido admitido, aprobado y ascendido, y ahora puede ser perfeccionado, lo cual encierra un gran misterio. Los diecisiete grados que llevan a dar el primer gran paso (que dio el Maestro resucitado) están subje­tivamente relacionados con las diecisiete leyes mencionadas. Existe un paralelismo digno de observarse entre:

Las dieciocho leyes:

Las tres leyes mayores del universo.

Las siete leyes menores del sistema solar.

Las siete leyes fundamentales del alma,
además de lo que podríamos denominar la gran ley de la Deidad Misma, la ley del propósito sintético de Dios.

Los dieciocho subplanos a través de los cuales el hombre abre su camino:

Los siete subplanos físicos.

Los siete subplanos astrales o los del deseo emocional.

Los cuatro subplanos mentales inferiores.

Los dieciocho grados de la masonería, desde el de Aprendiz Aceptado hasta el de iniciado perfecto del capítulo Rosacruz.

Los dieciocho centros de fuerza con los cuales tiene que tra­bajar el hombre espiritual:

Los siete centros en el cuerpo etérico.

Los siete centros en el cuerpo astral.

Las tres hileras de pétalos del loto egoico.

La “Joya en el Loto”, en el corazón de la “flor del alma”, que es el décimo octavo centro.

Comprender estas relaciones simbólicas ayudará mucho a aclarar cómo actúa el alma en un cuerpo, y constituirá la base del verda­dero estudio de la sicología esotérica.
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Quiero puntualizar aquí que no daré determinada palabra, pues sería inútil. El O.M. no tiene ninguna utilidad para la mayoría de las personas, aunque como estudiantes entrenados puedan beneficiarse con su empleo. Esta inutilidad general se debe a que la gente no la emplea correctamente y cuando lo hace, no mantiene firmemente su significación en la conciencia. Lo mismo sucede con una Palabra de Poder. De qué serviría dar la Palabra de Poder de primer rayo que (transcrita en forma simbólica) se asemeja a UKRTA-PKLTI. Ciertos sonidos de esta palabra‑forma han sido omitidos porque no hay manera de describirlos, pues no son vocales ni consonantes. Correctamente emitida la palabra mencionada, constituyen tres palabras. Pero puedo dar en lo posible, el significado equivalente en castellano y quisiera que lo tengan presente al pronunciar mentalmente el sonido o la Palabra de Poder, tratando de visualizarla para realizar el milagro esotérico de construir el puente.

Por lo tanto, el discípulo de primer rayo tendrá que satisfacer los requisitos lo mejor que pueda y seguir las cuatro etapas de la técnica de proyección, como se da en la página 419. Cuando ha seguido fielmente la rutina delineada, la fusión de la personalidad con el alma debe ser conscientemente emprendida y hasta cierto punto realizada, entonces estos factores fusionados deben mantenerse firmes en la luz triadal. Así se produce otro punto de enfocada intención, dando como resultado una nueva y más dinámica tensión. En el completo silencio resultante se lleva a cabo el acto de proyectar el antakarana, efectuándose por el impulso de una Palabra de Poder. El simbolismo vinculado a ello reside en el empleo que hace la masonería de las palabras "Así sea", pronunciadas con la mano derecha extendida, significando la voluntad personificada por la Logia, que en sí mismo es un símbolo de la Voluntad y el Propósito del Altísimo.
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